En el nombre de Jesús
«En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien» (Marcos 16, 17-18).
En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hechos 3, 6; 9, 34) y vida a los muertos (Hechos 9, 40).
El Emperador Justiniano (483–565) dictaminó en su libro de leyes: «En el Nombre de Nuestro Señor Jesús empezamos todas nuestras deliberaciones».
Nos protege de Satanás y sus engaños, ya que el Demonio teme el Nombre de Jesús, Quien lo ha vencido en la Cruz.
En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: «lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.» (Juan 16, 23). Por eso la Iglesia concluye todas sus plegarias con las palabras: «Por Jesucristo Nuestro Señor»
Así se cumple la palabra de San Pablo: «Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos.» (Fil 2, 10).
San Bernardino de Siena y San Juan Capistrano, llevaron consigo en sus misiones en las turbulentas ciudades de Italia una copia del monograma del Santísimo Nombre, rodeado de rayos, pintado en una tabla de madera, con el cual bendecían a los enfermos y obraban grandes milagros. Al finalizar sus sermones mostraban el emblema a los fieles y les pedían que se postraran a adorar al Redentor de la humanidad.
Les recomendaban que tuviesen el monograma de Jesús ubicado sobre las puertas de sus ciudades y sobre las puertas de sus viviendas (cf. Seeberger, «Key to the Spiritual Treasures», 1897, 102). Debido a que la manera en que San Bernardino predicaba esta devoción era nueva, fue acusado por sus enemigos y llevado al tribunal del Papa Martín V. Pero San Juan Capistrano defendió a su maestro tan exitosamente que el papa no sólo permitió la adoración del Santísimo Nombre, sino que asistió a una procesión en la que se llevaba el Santo Monograma. La tabla usada por San Bernardino es venerada en Santa María en Ara Coeli en Roma.
El emblema o monograma que representa el Santísimo Nombre de Jesús consiste de las tres letras: IHS. En la mal llamada Edad Media el Nombre de Jesús se escribía: IHESUS; el monograma contiene la primera y la última letra del Santísimo Nombre.
Se encuentra por primera vez en una moneda de oro del siglo VIII: DN IHS CHS REX REGNANTIUM (El Señor Jesucristo, Rey de Reyes). Algunos equivocadamente sostienen que las tres letras son las iniciales de «Jesús Hominum Salvator» (Jesús Salvador de los Hombres).
Urbano IV y Juan XXII concedieron una indulgencia de treinta días a aquellos que añadieran el nombre de Jesús al Ave María o se hincan, o hagan una venia con las cabezas al escuchar el Nombre de Jesús
«¡Bendito sea el Nombre del Señor!» con la respuesta «Ahora y por siempre», o «Amén». Es el saludo popular en el sur de Alemania, con esta fórmula piadosa ademas se ganan indulgencias.