La zona de tolerancia hasta hace poco tiempo era el nombre que se le daba al sector de prostitución de las ciudades y algunas de estas «zonas» debían tener un bombillo rojo que advirtiera de su presencia.
«No penséis que he venido a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada.» Mat 10:34
«¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, os digo, sino división.
Pues desde ahora, habrá cinco en una casa divididos: tres contra dos y dos contra tres» Luc 12:51-52
Uno de los determinantes para la libertad en la sociedad Cristiana, fue la separación del estado -imperial y pagano- que en la sociedad cristiana no es un poder sagrado, como lo era en Egipto o Roma, sino que es un Orden limitado por una fe, que No adora al Estado, sino a un Dios que está por encima de él y que, además, es su juez.
Lo que hoy vemos, es el regreso al paganismo de estado, la adoración al Dios-emperador-Estado absoluto, al totalitarismo, dueño de las personas, implantando solapadamente nuevas formas de esclavitud, y esto se nota claramente con la ideología de género impuesta por los gobiernos, “dueños” de la patria potestad de los niños, que hoy el estado se ha adjudicado y se demuestra cuando los padres pierden la custodia de los hijos por oponerse a la educación obligatoria que el estado imparte, en el caso que los padres que quieran dar una educación diferente,(Home schooling) como acaba de suceder en España.
Cuando el Estado obliga al ciudadano a obrar el mal, deja de ser garante, para convertirse en destructor del derecho, pretendiendo llenar todas las posibilidades y aspiraciones humanas, creando leyes que se presentan como la expresión de una voluntad “sagrada”, usando la estadística para sustituir a la conciencia, es decir si a la mayoría no le importa hagámoslo.
Es el relativismo o indiferentismo el que gobierna.
Cuando la opinión, de lo que se presenta como mayorías, va en contra de lo justo y bueno, es porque hemos regresado al paganismo. Y vivimos una ética que no pasa de ser leyes de urbanidad, perdiendo el concepto absoluto del mandamiento, llevándonos a vivir bajo leyes anticristianas. Cambiando el derecho natural por la iniquidad.
Nos exige la “nueva ley” una actitud pacificadora o conciliadora para aceptar las diferencias que nos separan como el agua y el aceite de postulados que van contra el derecho y contra lo correcto, obligándonos a tomar una actitud de “tolerancia” de unas dimensiones tales que, quien No sea permisivo esta visto como antisocial.
Esta nueva condescendencia con el pecado o Irenismo, que considera que el valor supremo es la paz con tolerancia y, por tanto, para alcanzarla está bien hacer concesiones ilegítimas o injustas, ha sido prácticamente aprobado desde la iglesia y esta produciedo toda una nueva generación de personas que viven en adulterio o connubium sin importar el sexo de su pareja, los famosos dinkys, que no están interesados en tener hijos y solo les preocupa satisfacer su deseo del momento, viviendo la cultura hedonista del placer inmediato, es decir que hemos hecho, como especie, concesiones sobre cuestiones tan fundamentales que todo se ha perdido.
“Esperábamos paz, y no ha habido bien alguno; tiempo de curación, y llega el terror” Jer 8, 15.
Es el fin de esta civilización.
El Nihilismo -negación de toda creencia o todo principio moral o religioso- en su más pura expresión.
Quizá en No poco tiempo, -si logran una «reivindicación» por parte del estado luego de derramar mucha sangre- puedan los católicos vivir en «zonas de tolerancia», donde a las personas se les permita vivir con una pareja de diferente sexo y tener hijos que cumplan los diez mandamientos.
bottegadivina's Blog 