Glorioso Padre Benito, ayúdanos en la lucha contra el demonio, el mundo y la carne. Aleja de nosotros cualquier influencia maligna: las tentaciones, el poder del mal, los peligros para nuestro espíritu y para nuestro cuerpo. Ayúdanos a confiar en el amor de Dios, nuestro Padre, en la fuerza de Cristo, nuestro Salvador, y en la presencia del Espíritu Santo, nuestro defensor. Amén.