Dios Irreconciliable con el Mal
“Hijitos míos, ésta es ya la última hora, o edad del mundo; y así como habéis oído que viene el Anticristo, así ahora MUCHOS se han hecho anticristos, por donde echamos de ver que ya es la última hora. 1Jn 2:18
“El que sabe que su hermano comete un pecado que no es de muerte, ruegue por él, y Dios dará la vida al que peca No de muerte.
“Hay un pecado de muerte, No hablo yo de tal pecador cuando ahora digo que Intercedáis. 1Jn 5:16 Mejor decid, Que el Señor te reprenda.
“No os dejéis seducir de nadie en ninguna manera; porque no vendrá este día sin que primero haya acontecido la apostasía, casi general de los fieles, y aparecido el hombre del pecado, el hijo de la perdición, el cual se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se dice Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, 2Ts 2:3,4
“Porque es moralmente imposible que aquellos que han sido una vez iluminados, que así mismo han gustado el don celestial de la Eucaristía, que han sido hechos partícipes de los dones del Espíritu Santo, que se han alimentado con la santa palabra de Dios y la esperanza de las maravillas del siglo venidero, y que después de todo esto han caído; es imposible, digo, que sean renovados por la penitencia, puesto que cuanto es de su parte crucifican de nuevo en sí mismo al Hijo de Dios, y le exponen al escarnio. Heb 6:4
“Porque si pecamos a sabiendas después de haber reconocido la verdad, ya no nos queda hostia que ofrecer por los pecados, sino antes bien una horrenda expectación del juicio y del fuego abrasador, que ha de devorar a los enemigos de Dios. Heb 10:26, 26
“Si alguno de los que me siguen no aborrece a su padre o madre, y a la mujer, y a los hijos, y a los hermanos y hermanas, y aun a su vida misma, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga con su cruz, y me sigue, tampoco puede ser mi discípulo. Luc 14:26, 27
“Aborrecer” es un modo semítico de expresar un amor único, que no permite comparación en el plano de la igualdad, se refiere al amor a JESÚS, se refiere a que el amor al padre, a la madre y/o a los hijos no puede compararse con el amor que debemos tener al Señor Jesús.
“Todo aquel que no persevera en la doctrina de Cristo , sino que se aparta de ella, no tiene a Dios; Si viene alguno a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le saludéis. 2Jn 1:9, 10