Desde la triste carta de Benedicto XVI, llena de errores, -sospechosos en una persona tan educada- anunciando su salida del vaticano. Han pasado ya 7 largos años, en los que la cristiandad ha vivido y conocido hechos inéditos en la historia de la iglesia.
Lo más escandaloso fue el cardenal Dannels, celebrando y aceptando haber hecho un cónclave amañado, por la mafia de San Galen.
Para no alargarnos, se cambió el código de derecho canónico, introduciendo la posibilidad de nulificar todos los matrimonios católicos, se cambió el catecismo, eliminando el derecho a la legítima defensa.
Se permitió la adoración de ídolos paganos en el Vaticano, mientras algunas monjas admiten abiertamente estar administrando los sacramentos, y actualmente, se discute el celibato, mientras se estudia la ordenación de diaconisas.
Ya algunas diócesis se están declarando en quiebra a lo largo del mundo y el FBI ha intervenido otras en busca de pruebas de delitos bajo la modalidad de concierto para delinquir, lo que permitió que la corte de NY aceptara una denuncia contra la iglesia católica y el pontífice a la cabeza, por encubrimiento de delincuentes.
Casos tan aberrantes como el de una Orgia Gay con drogas en el vaticano, interrumpida por la policía, llevada a cabo por miembros de jerarquía.
Mientras tanto, más de 60 comunidades tradicionales han sido intervenidas y disueltas, entre ellas los franciscanos de la inmaculada y más recientemente los Heraldos del Evangelio. Cuando se rehabilitan y hasta se beatifican sacerdotes suspendidos, de la condenada, por san juan pablo II, teología de la liberación.
Desde China el cardenal Zen, denuncia el asesinato y traición a la iglesia China. La infiltrada iglesia patriótica comunista, afirma que las leyes nacionales sustituyen a la Iglesia, o al derecho canónico», «Y la posición del partido es que la anticoncepción, el aborto y la eutanasia son morales”, y se sustituyen los mandamientos por citas del camarada.
El obispo de Roma se declaró imposibilitado de hacer un juicio de valores, -quien soy yo para juzgar- lo que dejó a los confesores sin herramientas para justificar las penitencias, a lo que siguió, enterarnos que, por las venas de Jesucristo, corre sangre pagana y la referencia a la virgen, como una “santita” que otorga “gracias baratas”.
«L’Espresso» denuncia la compra de un inmueble de 17.000 metros cuadrados en Londres por 200 millones de dólares y se vislumbran «graves indicios de malversación, estafa, abuso de poder y blanqueo de capitales» por algunos eclesiásticos de la Santa Sede, por 650 millones de euros procedentes de las donaciones para obras de caridad.