Algunas de las primeras referencias existentes de la necesidad de aislar a los enfermos para evitar contagios se encuentran en el Antiguo Testamento, y posteriormente, en los escritos de Hipócrates del siglo V aC. Pero fue en la mortífera plaga de Justiniano (siglo VI dC aunque con sucesivas oleadas hasta el siglo VIII en el imperio bizantino y un área comprendida entre de Europa, Asia y África), cuando se adoptaron medidas masivas de aislamiento, mezcladas con la marginación de ciertos grupos humanos que por ser comerciantes, siempre estuvieron de primeros en las líneas de contagio y a quienes, se culpaba de la enfermedad.
La cuarentena ha sido utilizada como un método drástico para contener la expansión de enfermedades contra las que la medicina no tiene recursos. Frente a la lepra, el colera, la viruela o la famosa peste bubónica, contra la fiebre amarilla, el cólera, el tifus o la llamada gripe española de 1918, era el único recurso en un mundo mucho más interconectado de lo que a menudo se cree, la ruta de la seda o la navegación por el mediterráneo altamente eficiente ponía productos frescos de oriente medio en Europa en tres días, de donde la propagación de enfermedades era en muchas ocasiones global.
En el mundo islámico, el aislamiento de grupos de enfermos, incluidos aquellos con lepra, puede rastrearse en el año 706, cuando el califa omeya, Al-Walid, construyó el primer hospital islámico en Damasco, con secciones separadas para los pacientes con lepra. Durante la Edad Media, la construcción de leproserías se difundió a lo largo de toda Europa, donde llegaron a haber 19.000.
Las técnicas de aislamiento se han utilizado durante milenios pero las cuarentenas nacieron en la Edad Media
Sin embargo, el uso moderno del término cuarentena propiamente dicha, como procedimiento formal para el control de una epidemia, se introdujo en el siglo XIV en los años posteriores a la Peste Negra. En 1377, la colonia veneciana de Ragusa (hoy Dubrovnik), cerca a medjugorje o split, una bellisima ciudad puerto, que rivalizaba con Venecia, puso funcionamiento el primer sistema institucionalizado de cuarentena de la historia. La palabra quarantena, en italiano, refería a los cuarenta días de espera, impuestos a los barcos y personas como medida de prevención. Este período de aislamiento resultó ser bastante efectivo para verificar el estado de salud de los pasajeros ya que, según estimaciones actuales, la peste tenía un ciclo de menos de 40 días desde la infección hasta la muerte.
La ciudad incluso construyó un centro de aislamiento -llamado lazzaretto- en una isla cercana, donde se enviaba a las tripulaciones de barcos infestados para permanecer allí hasta su muerte o recuperación. La construcción de centros de cuarentena se propagó en varias ciudades de Europa y América del Norte hasta el siglo XIX. La isla de Ellis frente a la estatua de la Libertad era un centro de cuarentena durante la colonización americana. Esta fue la Aduana por la que más de 12 millones de inmigrantes dieron su primer paso a Estados Unidos entre 1892 y 1954.
El terrible saldo de muertes – el 50% de la población europea entre 1348 y 1359- la Peste Negra también exigio medidas de prevención como el saneamiento de lugares y objetos o el tratamiento adecuado de los cadáveres.
En toda Europa, la población a menudo se veía condenada por el aislamiento, en la mayoría de los casos la custodia de aldeas y dependía de guardias armados. El resultado era positivo: se evitó que la enfermedad se propagara, ¿el precio? tres cuartas partes de sus habitantes murieron.
A mediados del siglo XIX se avanzó el estudio de los contagios y se dotó de base científica a la cuarentena. Conceptos como el periodo de incubación hicieron que se avanzara en la eficacia de estas medidas. En adelante, la cuarentena se generalizó como método para frenar la propagación de otras enfermedades infecciosas, aunque no resultó ser efectiva en todos los casos. Uno de estos ejemplos corresponde a unos años antes, al brote de fiebre amarilla de Filadelfia (EE.UU.), en 1793, que se cobró la vida de más de 4.000 personas, y ante la cual la cuarentena fue un fracaso porque se desconocía que el agente trasmisor eran los mosquitos.
Tal como señalaba el historiador Duncan McLean en un artículo de History Today, la histeria provocada por brotes epidémicos puede derivar en la estigmatización de poblaciones minoritarias, donde la cuarentena sirve como una herramienta de exclusión. “La enfermedad no es el único enemigo, sino también los seres humanos que están potencialmente infectados”.
Los ejemplos son múltiples. En 1892, un brote de fiebre tifoidea se expandió en barrios donde vivían inmigrantes judíos rusos en Nueva York. Las autoridades detuvieron y trasladaron a cientos de ellos a carpas de cuarentena en la isla north brother. Allí se aisló exclusivamente a inmigrantes, incluso muchos que no estaban infectados y que contrajeron la enfermedad precisamente por estar allí. O bien pocos años después, el hallazgo de un inmigrante chino en un sótano de San Francisco disparó el miedo a la peste e hizo que las autoridades cercaran su Chinatown.
Fue también en Estados Unidos donde, probablemente, se dio la cuarentena más larga: Mary Mallon, una cocinera irlandesa, fue bautizada como Mary Tifoidea después de que las autoridades encontraran en ella al paciente cero de un brote en 1907 en Nueva York. Fue enviada a la isla North Brother para pasar una cuarentena de más de 25 años.
Poco después, la llamada gripe española de 1918 mató, en solo un año, entre 40 y 100 millones de personas en el mundo. Para evitar su propagación, se implementaron intervenciones no farmacéuticas, como la promoción de una buena higiene personal, el aislamiento de afectados, la cuarentena y el cierre de lugares públicos. Si bien estos métodos ayudaron a contener la enfermedad en algunos casos, los costos sociales y económicos fueron muy elevados.
Después de esta gran pandemia, a lo largo del siglo XX, numerosas conferencias y tratados internacionales resultaron en el aumento de las regulaciones para estandarizar las medidas de aislamiento y evitar los abusos como el de Mary Mallon. Sin embargo, a partir de los años 50, con el desarrollo de los antibióticos y vacunas, el uso de la cuarentena parecía convertirse en una cosa del pasado.
Con todo, el siglo XXI trajo consigo nuevas amenazas epidémicas y, con ello, resurgieron muchos de los viejos métodos, aplicados en algunos casos con importantes desajustes. Cuando la epidemia de la neumonía asiática, el SArS, se propagó en 2003, Canadá, el segundo país más afectado después de China, desplegó unas medidas que después de consideraron desproporcionadas. Con la expansión del ébola en 2014, en África occidental se hicieron esfuerzos de aislamiento, incluso intentando cerrar barrios o distritos enteros, cancelando vuelos internacionales y cortando el tráfico de movimiento, lo que no sólo ralentizó los esfuerzos de ayuda sino que también tuvo altos costes sociales y económicos.
A pesar de los avances de la medicina en el siglo XX, el recurso a la cuarentena se sigue utilizando para luchar contra el contagio
El profesor en historia de la medicina Howard Markel repasaba hace unos días en el New York Times los casos donde la cuarentena no fue más que una medida desesperada, desproporcionada e ineficaz, para reflexionar acerca de la crisis sanitaria que enfrenta hoy China. Antes del inicio de la cuarentena en Wuhan, con el coronavirus ya expandido, cerca de cinco millones de personas huyeron de la ciudad. Markel estima que la cuarentena es una medida tardía frente a este escenario. En cambio, sugiere que: “China debería pedirles a sus ciudadanos que mantengan la calma, que se queden en casa si están enfermos, que se laven bien las manos, que mantengan una buena higiene respiratoria y que eviten los lugares concurridos. También debería incrementar las medidas de servicios médicos para atender bien tanto a los enfermos como a los que crean estarlo”. Poco después la nerviosa señora Merkel cuando la epidemia ataco Alemania, salió diciendo que el 80% de los alemanes se iban a infectar.
En los últimos años ha ocurrido hechos de apostasía creciente en el muno, existe un movimiento que invita a apostatar. Apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; según el código de derecho canónico.
No hace mucho los noticieros nos mostraban filas multitudinarias de personas en Argentina para apostatar de la Iglesia.
Algunos hablan de unos 4.500 apóstatas, haciendo fila para obtener su Certificado. Pero la cifra real es muy mayor, si consideramos que hay 1 sacerdote por cada 3.000.000, de quienes se hacen llamar católicos.
Invocando los cánones 381.1 y 393 del Código de Derecho Canónico, dirigen una carta al obispo (que generalmente reparten a la entrada del APOSTATON), con el objeto de solicitarle se sirva ordenar que todo registro relativo a la persona del apóstata y mantenido por la Iglesia Católica Apostólica Romana sea eliminado. Pero la apostasía no es solo de laicos, en el mismo clero se ha dado una debacle, el número total de seminaristas en 1935 era de 7.401; entre los cuales había 6 nobles. En 2017 había 1.247 seminaristas y el total de ordenados fue de 109. En el año 2014, había 18.813 sacerdotes y más del 60% era mayor de 60 años…
En el transcurso del siglo XXI se ha reducido a la mitad el número de personas que residen en instituciones colectivas de carácter religioso: conventos, seminarios, monasterios, abadías y establecimientos análogos. En 2001 eran 41.137 y en 2011 18.487 residentes, según los Censos de Población y Viviendas elaborados por el Instituto Nacional de Estadística, esta caída del 40% entre 2001 y 2011 se produce tras la caída del 30% durante la década del noventa y del 50% desde el concilio hasta los años ochenta.
Ratzinger lo había previsto con estas palabras en 1969:
«Permanecerá la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia que cree en el Dios que se ha hecho ser humano y que nos promete la vida más allá de la muerte… el sacerdote que sólo sea un funcionario social puede ser reemplazado por psicoterapeutas y otros especialistas.
Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable”
Esto sería después de la apostasía, pero la palabra de Dios dice que; «Cuando haya acontecido la apostasía , casi general de los fieles, aparecerá el hombre del pecado, el hijo de la perdición, el cual se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se dice Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, dando a entender que es Dios… vendrá con el poder de Satanás, con toda suerte de milagros, de señales y de prodigios falsos, y con todas las ilusiones que pueden conducir a la iniquidad a aquellos que se perderán, por no haber recibido y amado la verdad a fin de salvarse.
Por eso Dios… permitirá que obre en ellos el artificio del error, que crean a la mentira, para que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la maldad o injusticia.
Así que, hermanos míos, estad firmes en la fe, y mantened las tradiciones y doctrinas que habéis aprendido, por medio de la predicación» 2Ts 2:1, 14
COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL
El Vaticano el año 2002 en el documento: Comunión y corresponsabilidad: Personas humanas creadas a imagen de Dios.
Declara que «Cambiar la identidad genética del hombre como persona humana mediante la producción de seres infrahumanos es radicalmente inmoral», puesto que tal cosa supondría que «el hombre tiene pleno derecho de disponer de su propia naturaleza biológica». Al mismo tiempo, califican la creación de un superhombre o de un ser espiritualmente superior como «impensable», dado que la verdadera perfección solo puede provenir de la experiencia religiosa. Identificando la ideología de Genero como el primer paso hacia la creación de «humanos modificados», o Transhumanos.
El transhumanismo es un movimiento cultural e intelectual internacional que tiene como objetivo final transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnología ampliamente disponibles, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico o intelectual. Quienes especulan que los seres humanos pueden llegar a ser capaces de transformarse en seres con extensas capacidades, merecedores de la etiqueta «posthumanos».
Grandes beneficios provendrían de las aplicaciones de las ciencias avanzadas a la biología humana. para mejorar características humanas, como la salud y la inteligencia. Incluso para alcanzar la inmortalidad
Un ejemplo claro es Stephen Hawking que vivió biológicamente asociado a una silla de ruedas «inteligente» que le permitía desplazarse y comunicarse, debido a las limitaciones médicas que le impedían hacerlo.
Las metas transhumanistas se conseguirían por medio de la modificación genética humana de embriones en orden de crear «bebés de diseño», aunque esto suponga tomar riesgos inaceptables al utilizar ciertos métodos en embriones humanos, la realización de experimentos, en particular los que tienen consecuencias biológicas permanentes, en los seres humanos.
El transhumanismo difiere del humanismo en identificar y anticipar posibles alteraciones radicales en nuestras vidas resultado de varias ciencias y tecnologías, que llevan al post humanismo.
El movimiento intelectual y cultural afirma la posibilidad y la deseabilidad de mejorar fundamentalmente la condición humana a través de la razón aplicada, especialmente desarrollando y haciendo disponibles tecnologías para eliminar el envejecimiento y mejorar en gran medida las capacidades intelectuales, físicas y psicológicas.
Se espera que surja una singularidad tecnológica, que puede cambiar fundamentalmente la naturaleza de los seres humanos, incluso que pueda brindar la inmortalidad o en todo caso un mejoramiento humano en muchos ámbitos de la vida, especialmente en el plano social, comparable con el uso de esteroides, en el que si un atleta los usa en los deportes, tiene una ventaja sobre aquellos que no lo hacen. El mismo escenario puede ocurrir cuando las personas tienen ciertos implantes neuronales que les da una ventaja en el lugar de trabajo y en los aspectos educativos, por ejemplo acceso neuronal a internet.
algunos estados apoyan la aplicación de esas tecnologías de mejora humana y en la racionalización de la interfaz hombre máquina en la industria, para aumentar la productividad, como el Departamento de Comercio de los Estados Unidos.
Las investigaciones en tecnologías de alteración del cerebro y del cuerpo se han acelerado bajo el patrocinio del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que está interesado en las ventajas en el campo de batalla que proporcionarían los supersoldados.