El teléfono móvil, rastrea los lugares a los que hemos ido y puede predecir lo que haremos un día determinado, basado en nuestras costumbres. La adicción a los videojuegos es una enfermedad mental según la Organización Mundial de la Salud ya que produce un “deterioro significativo en el ámbito personal, familiar, social, educacional, ocupacional u otras áreas”. Arabia Saudita es el primero de una larga lista de países que quieren dar la ciudadanía a Robots, convirtiéndolos en personas. Dotados de reconocimiento facial e inteligencia emocional, estos robots, con piel casi natural, pueden hacer casi de todo, reconocer los estados de ánimo y en consecuencia tener diálogos “inteligentes” y obedecen ciegamente, incluso ya existen burdeles de robots. Imaginemos la idolatría que genera no solo la adicción a un juego, sino a un ser que prácticamente nos comprende y conoce hasta nuestras emociones, además de que la relación con él no es solo intelectual sino física. Bill Gates, advirtió que hay sectores de la economía en donde la robotización del trabajo está teniendo efectos devastadores de desempleo. Facebook tuvo que desconectar a los robots negociadores, Alice y Bob, luego que se descubriera que estos habían creado su propio lenguaje, el cual era incompresible para los humanos y estaban haciendo cosas inusuales. Larry Page de Google dijo que” la investigación científica y tecnológica conduce a una sociedad que concentra casi todo el trabajo en manos de ordenadores y robots”. Pronto veremos el desempleo producido por la revolución de los robots, que desplazará 800 millones de trabajadores en el mundo en los próximos 10 años.
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