
En Perugia se conserva el anillo de bodas. En el tesoro de Notre Dame de Paris, los anillos de compromiso de José y María. En Florencia, los religiosos del monasterio de Santa María de los Ángeles guardan el bastón de San José entre los objetos más preciosos de su tesoro. En Roma, en la Iglesia de Santa Anastasia, vemos uno de sus báculos y su manto. En Aix-la-Chapelle, en el tesoro de Carlomagno, los pañales de Jesús confeccionados con un manto de San José.
Lucas 12: 34-35 «Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Deja que tus lomos estén ceñidos y lámparas que ardan en tus manos».
El cordón -como el que usan los sacerdotes en la misa- es un signo de castidad.
Los sacerdotes del Antiguo Testamento usaban el cingulo, también las vírgenes consagradas y las religiosas.
El uso del cordón en honor a un santo en particular es antiguo, se habló por primera vez de él en la vida de Santa Mónica, la madre de San Agustín, y continuó con Santo Domingo, que lució una cinta en honor a San Francisco.
Jesús nos exhorta a prepararnos a la vida eterna con la pureza de la vida y las obras santas: “Estad preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas…” (Lc 12,35).
Pureza-castidad: Es el sentido original del cordón. Santo Tomás de Aquino tuvo una visión de unos ángeles que le ceñían la cintura con un cordón.
San Pablo dice: “Ceñíos con el cinturón de la verdad… “ (Ef.6,14).
Es también signo de justicia, de fortaleza y de penitencia.
El cordón de San José se remonta al año 1657, cuando una monja agustina en Amberes, Bélgica, experimentó de una cura milagrosa, tras una larga y grave enfermedad, después de comenzar a usar un cordón en honor a San José. La devoción por llevar este cordón se extendió, y pronto se asoció con la Archicofradía de San José, cuya sede se encontraba en la Iglesia de San Rocco en Roma.
La bendición litúrgica fue aprobada por el Beato Pío IX el 19 de septiembre de 1859 (Ritual romano). Se compone de cinco plegarias.
- En la primera, se invoca la bendición sobre el cordón, que se llama “carnet de castidad”.
- En la segunda se invoca el don de la pureza de mente y de cuerpo.
- En la tercera se invoca la intercesión de San José, custodio de Jesús y María en la castidad.
- En la cuarta se pide una vigilante espera de la buena muerte.
El sacerdote, en ese momento, bendice e inciensa los cíngulos de San José.
- Concluye con una quinta oración, invocando de Dios el don de la perseverancia y la vida eterna.
Oraciones a San José
Quien viste este cíngulo debe recitar el Gloria al Padre siete veces todos los días, en honor de los siete gozos y dolores de San José, y la oración por la pureza.
Oración por la pureza
Oh Custodio y Padre de vírgenes, glorioso San José, a cuya fiel guarda fueron encomendados la misma Inocencia, Cristo Jesús, y la Virgen de las vírgenes María; por estos dos seres queridos, Jesús y María, os ruego y suplico me alcancéis la gracia de que, manteniéndome puro en la mente, limpio en el corazón y casto en el cuerpo, sea siempre siervo fiel de Jesús y María. Amén.
¡Los jóvenes, especialmente, se beneficiarían con el cordón de San José! Necesitamos que se nos recuerde la importancia de la castidad, especialmente ahora, cuando la decadencia sexual nos rodea.
El Cordón en sí mismo es simplemente un cordón blanco de hilo o algodón, anudado en 7 lugares: un nudo por cada uno de los 7 Dolores de San José y sus Alegrías relacionadas, siendo:
♰ La duda de San José (Mateo 1:19) y el Mensaje del Ángel (Mateo 1:20)
♰ La pobreza del nacimiento de Jesús (Lucas 2: 7) y el nacimiento mismo (Lucas 2: 7)
♰ La circuncisión (Lucas 2:21) y el Santo Nombre de Jesús (Mateo 1:25)
♰ La profecía de Simeón de que muchos se perderían (Lucas 2:34) y su profecía de que muchos se levantarían (Lucas 2:34)
♰ La huida a Egipto (Mateo 2:14) y el derrocamiento de ídolos (Isaías 19: 1
♰ El regreso de Egipto (Mateo 2:22) y La vida con María y Jesús (Lucas 2:39)
♰ La pérdida del Niño Jesús (Lucas 2:45) y Encontrar a Jesús en el Templo (Lucas 2:46)
En Joinville-sur-Marne, en la diócesis de Langres, se exhibe el Cingulo de San Jose
El cinturón está hecho de una tela plana de corteza bastante áspera y de un color grisáceo, más probablemente de cáñamo. Mide 1,11 metros de largo por 4,5 centímetros de ancho. Tiene un broche de marfil o hueso y un ojal en cada extremo.
Cuenta una tradición oriental que este cinturón fue confeccionado por la Santísima Virgen, que lo guardó como un recuerdo muy querido a la muerte de San José, que luego fue entregado a San Juan y que los creyentes velaban con la mayor atención.
Una de las reliquias más veneradas por los ortodoxos es el llamado Santo Cíngulo de la Virgen o Cinturón de la Virgen (hagia zoni, en griego), que conservan en el monasterio de la Anunciación de Vatopedy, en el Monte Athos, en Grecia.
Según la tradición, la Madre de Dios tejió el cinturón con pelo de camello y lo utilizó hasta el fin de sus días terrenales, tras lo cual lo entregó al apóstol Santo Tomás.
El cinturón fue cortado en tres trozos, el que se exhibe en Grecia y otros dos que se encuentran en Italia y en Chipre.
En la literatura apócrifa, de José de Arimatea, encontramos cómo se produjo la entrega del mismo al apóstol Santo Tomás:
“Después el bienaventurado Tomás se puso a contarles cómo se encontraba celebrando misa en la India. Estaba aún revestido de los ornamentos sacerdotales cuando… se vio transportado el monte Olivete y tuvo ocasión de ver el cuerpo santísimo de la bienaventurada Virgen María que subía al cielo; y rogó a ésta que le otorgara una bendición. Ella escuchó su plegaria y le arrojó el cinturón con que estaba ceñida. Entonces él mostró a todos el cinturón” (op.cit. 20).
El Emperador español Teodosio el Grande la habría devuelto a Jerusalén, y luego su hijo Arcadio trasladado a Constantinopla. En tiempos del Emperador León VI el Sabio se le atribuye la curación de la Emperatriz Zoe. En 1185, con motivo de la derrota del Emperador Isacio por el rey de los búlgaros Asán, la reliquia habría sido llevada a Bulgaria, de donde habría partido posteriormente a Serbia. Precisamente el príncipe serbio Lázaro I (1372-1389) habría hecho entrega de la misma al monasterio de Vatopedy para su custodia.