El “Dogma” de la evolución cada vez resulta mas absurdo.
Kas Thomas en un artículo “The Trouble with Darwin”, en Big Think, señala que hasta ahora Charles Darwin y sus discípulos no han podido explicar, cómo es que tiene lugar la especiación o la formación de una nueva y diferente especie en el curso de la evolución.
Una explicación muy popular en su momento fue la de que la fuerza detrás de la evolución son las mutaciones del DNA. Sin embargo, esta idea está actualmente desacreditada. La gran mayoría de las mutaciones no neutrales son perniciosas, o sea reducen la posibilidad de supervivencia en lugar de aumentarla. Tal como afirma Thomas, la mayoría de las mutaciones conllevan una pérdida de función o funciones y no traen consigo una ganancia de función o funciones. La teoría de la evolución es útil para explicar como se pierden funciones (por ejemplo, la pérdida de la vista en criaturas que viven mucho tiempo en cuevas o en entornos sin luz). Pero no dice nada sobre cómo emerge una nueva función en esas criaturas.
Durante la “explosión del Cámbrico” (Creacion), período en el que hace cerca de “542 millones de años” (según los evolucionistas, 6.000 según la biblia) la vida en la Tierra floreció, con el dramático y repentino surgimiento de todas las especies vivas. Luego de más de 100 años de examen y análisis por parte de la comunidad científica, no solamente no han podido explicar esta explosión de vida y las dudas no solo persisten sino que se han multiplicado..
Así que, para justificarse, han implantado el “dogma de fe científica” que consiste en hacer creer ciegamente, en que las cosas son como ellos dicen y que es indiscutible (cada vez hay menos posibilidades de que sea cierto) además que, hay que enseñarlo y deslizarlo en cada enseñanza de cualquier materia para ratificarlo.
Michael Behe, en su libro «La caja negra de Darwin» y pone el ejemplo de una tradicional trampa de ratones, una unidad funcional que depende de la acción integrada de todos sus componentes. Todas las piezas de la ratonera están perfectamente conjuntadas para su función: el muelle, el resorte, etc… Si falta algo o no tiene el tamaño requerido, la trampa no funciona, los aminoácidos, con los cuales se forman las proteínas, tienen un grado de complejidad asombroso. Es imposible que la coagulación de la sangre, el sistema de transporte de proteínas, etc, hayan llegado a alcanzar esas funciones tan precisas por mutaciones casuales graduales.
Behe nos recuerda una afirmación de Darwin: «Si se pudiera demostrar la existencia de cualquier órgano complejo que no se pudo haber formado mediante numerosas y leves modificaciones sucesivas, mi teoría se desmoronaría por completo».
La teoría de la evolución que se basa en “la supervivencia del más fuerte”. Pero hace mucho se había explicado que “no es de los ágiles el correr, ni de los valientes el vencer, ni aun de los sabios el pan, ni de los entendidos la riqueza, ni aun de los cuerdos el favor, sino que el tiempo y el acaso en todo se entremezclan. Y ni aun su hora conoce el hombre; como pez que es cogido en una mala red y como pájaro que se enreda en el lazo, así se enredan los hijos de los hombres en el mal tiempo cuando de improviso los coge.” Eclesiastes 9:11