CUANDO LA CIA INFILTRÓ AL VATICANO
Testem benevolentiae nostrae es una carta escrita por el Papa León XIII al Cardenal James Gibbons, Arzobispo de Baltimore, fechada el 22 de enero de 1899. En ella, el Papa condenaba una herejía que llamó americanismo, y expresaba su preocupación de que la Iglesia estadounidense debería protegerse contra los valores estadounidenses de liberalismo y pluralismo que socavan la doctrina de la Iglesia.
«Estos peligros son, la confusión de la licencia con la libertad, la pasión por discutir y derramar desprecio sobre cualquier tema posible, el derecho asumido a tener las opiniones que uno quiera sobre cualquier tema y a exponerlas impresas al mundo, así lo han hecho y envuelto las mentes en la oscuridad de que ahora hay, y que exige una mayor necesidad del oficio de enseñanza de la Iglesia que nunca antes, para que la gente no preste atención tanto a la conciencia sino al deber”. En una época de crecientes difamaciones, calumnias e incitaciones a la violencia en los periódicos. Contra la iglesia católica y esparcir dudas sobre las verdades absolutas.
Las costumbres protestantes eran totalmente contrarias al catolicismo, como el derecho a tener iglesias de su propiedad y a elegir a sus pastores. Por parte de Magnates que eran mayoristas de la Fe.
En su menosprecio por los inmigrantes católicos, realizaron campañas contra la Iglesia.
THE AMERICAN PROPOSITION
Fue un programa de guerra doctrinal y, más ampliamente, psicológica, que la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) desplegó contra la Iglesia Católica Apostólica Romana, a lo largo de veinte años, aproximadamente.
Dicha operación comenzó en 1.942 y obtuvo fuerte impulso a partir de 1.953, extendiéndose hasta el Concilio Vaticano II (1.962/1.965).
Tuvo por objetivo introducir el Americanismo en la Iglesia Católica, para su posterior difusión a nivel mundial, con el concurso de la milenaria institución religiosa.
El americanismo constituye un sistema de creencias fundamentales, nociones existenciales, valoraciones éticas y pautas de conducta, que nació en EE.UU., sobre el cual se apoyan el American dream (sueño americano) y el American way of life (estilo de vida americano).
En esta peculiar matriz ideológico-doctrinaria se combinan:
*Inmanentismo modernista, contrario a la moral. Entre los estadounidenses, la expresión América, es auto-referencial. No la usan para designar al conjunto del continente americano, sino para hacer referencia a su propio país solamente.
y
*Carnalismo protestante-calvinista.
Materialismo práctico burgués. O Mesianismo mundano. Humanismo antropocéntrico y prometeico (fuertemente promovido, difundido y establecido por la Masonería y otras agrupaciones ideológicamente afines a la misma).
Todas las iglesias de los Estados Unidos, protestantes, católicas, judías e independientes, tienen algo en común, lo que puede llamarse la religión americana. Contrario a la religión original Europea, el americanismo ha asumido dos formas, manifestándose bajo dos versiones.
– En su modalidad genérica y amplia, consiste en una tendencia sincretista orientada hacia la conformación y la instalación de una nueva religión universal, inmanentista (mundana) y humanista (antropocéntrica).
Se trata de una corriente mixturante que conduce hacia una novedosa religión de la humanidad, de signo prometeico y, en el fondo, luciferino. Falsa religión, ésta, que, lejos de religar al Hombre con DIOS, lo encadenará a las cosas de este mundo perecedero. La idolatría del tener.
– En su modalidad específica y acotada, el americanismo constituye una determinada herejía cristiana, nacida en EE.UU., hacia fines del siglo XIX, de los errores doctrinales de Isaac Hecker y el abate Klein, explícitamente condenada por S. S. León XIII: en 1.895, mediante la encíclica Longinqua Oceani, donde León XIII pondera que las leyes norteamericanas hayan respetado la libertad de la Iglesia bajo el amparo del derecho común y recuerda a los obispos que los frutos pastorales se deben principalmente a la naturaleza de la Iglesia.
Con lo que intenta prevenirlos del erróneo uso del «modelo norteamericano» para alterar la doctrina católica sobre las relaciones Iglesia-Estado, y de la equivocada pretensión de «americanizar» a otras naciones. Un error que tendría difusión creciente durante el siglo XX.
Así las cosas, el americanismo en su versión específica y acotada es el singular producto herético que aquella misma corriente, en su versión genérica
y amplia, produjo dentro de los ámbitos católicos estadounidenses.
Tal como ya hemos indicado ut supra, el americanismo se encuentra
atravesado por un falso mesianismo; un mesianismo de signo negativo, al que
podemos referirnos como contra-mesianismo. Su base es gnóstico-cabalística:
inmanente y evolutiva.
En él se superponen y confunden el mesianismo carnal del judaísmo
talmúdico (el ideal del pueblo elegido) y el mesianismo no menos carnal del
protestantismo puritano (el nuevo Israel). De acuerdo con el mismo, EE.UU.
constituiría la sede y, al mismo tiempo, el baluarte, la fuente de irradiación y el
vehículo de la supuesta evolución que conduce (evolutivamente) de las religiones
particulares a la religión universal.
Así se explica esa paradójica combinación ideológica, doctrina y
discursiva de la que tantas desgracias se han derivado para el mundo: el
despliegue de un inhumano imperialismo supremacista bajo las divisas de la
liberación de los hombres, la paz mundial y la fraternidad universal… Un burdo y
calamitoso remedo de la auténtica Redención del Hombre…
Sustituto de la religión (para acallar las exigencias propias de la
humana religiosidad).
– Soporte ideológico del aludido nuevo orden mundial.
Este último consistía en la globalización -gradual y paulatina- del sistema
capitalista (en la primera etapa, en sus dos versiones: la liberal y la estatista -6-).
Ello, para consumar la hegemonía a nivel mundial de los grandes grupos
empresariales que -ya en aquel entonces- controlaban la dinámica general del
mercado estadounidense. Una hegemonía, ante todo, económica (en el sentido
más amplio de la expresión) y, por derivación, política.
En su mayoría, aquellos grupos corporativos habían nacido y crecido en
el ámbito financiero, mediante la práctica constante y profesionalizada de
negocios especulativos y usurarios. Ellos encarnaban (y aun hoy encarnan) al
imperialismo internacional del dinero, explícitamente denunciado y
categóricamente condenado por S. S. Pío XI en su célebre encíclica Quadragesimo
Anno, de 1.931.
el Poder del capitalismo financiero tiene un objetivo
trascendental, nada menos que crear un sistema de control financiero mundial en manos
privadas capaz de dominar el sistema político de cada país y la economía del mundo
como un todo.
En su segunda epístola a los tesalonicenses, San Pablo habla de lo que detiene al mal, tó katéjon
(tÒ katšcon), y el que lo detiene, hó katéjón (Ð katšcon). Según autorizadas voces teológicas y
filosóficas, entre ellas las de Santo Tomás de Aquino, en dicho pasaje, donde habla de tó
katéjon, el apóstol de Tarso hace referencia, básicamente, a la romanitas, esto es: el orden romano
(inclusivo de la paideia griega) en el plano espiritual, vivo en la Iglesia Católica y gracias a ella,
como impedimento para la llegada y el ascenso del Anticristo (suceso, éste, que importaría la
consumación del reinado del mal en este mundo). Para otros autores, como Carl Schmitt, el
Katéjon, en su sentido objetivo, alude al Eón cristiano.
La Iglesia Católica constituía (y, aunque mucho menos, aun hoy
constituye) un obstáculo para la concreción acabada de estos deleznables planes
de tiránico dominio universal. Su rol de Katéjon (8) estaba muy claro. Por ello,
los propulsores de este inicuo nuevo orden mundial, una vez abocados a la tarea
de reconfigurar efectivamente nuestro mundo, buscaron neutralizar el milenario obstáculo, colocándolo subrepticiamente al servicio de sus espurios
intereses y objetivos. No en vano, el filósofo argentino Alberto Buela enseña
que la Iglesia Católica figura entre los derrotados de 1.945 (ello, más allá de las
diferencias doctrinarias que, en algunos aspectos, la separaban de los mismos).
Uno de los ataques que se dirigieron contra la Iglesia de JESUCRISTO
consistió en la hábil maniobra de infiltración de los seminarios que, en su
momento, desplegara el movimiento comunista. Sabemos de este caballo de
Troya rojo gracias a las revelaciones que, en su libro The School of Darkness y ante
el Congreso estadounidense, hiciera Bella Dodd, dirigente -a la postre,
arrepentida- del partido comunista de aquel país
Agustín Bea:
– Cardenal de la Iglesia Católica.
– Jesuita, especializado en asuntos bíblicos.
– Hombre clave en la promoción de la agenda americanista dentro de la
Iglesia Católica.
En Julio de 1.965, el Consejo Ecuménico de las Iglesias presentó al
Vaticano siete exigencias fundamentales. Las mismas influyeron en la redacción
de la declaración conciliar Dignitatis Humanae,
el éxito de The American Proposition ha sido
considerable. Ciertamente, los objetivos de la operación no fueron logrados de
manera rotunda; sin embargo, no menos cierto es que la misma tuvo un
impacto muy profundo dentro de los recintos vaticanos. Impacto, éste, que,
como era de esperarse, retumbaría en muchísimos ámbitos de la Iglesia
Católica, a lo largo y a lo ancho de todo el mundo
Introducción del relativismo filosófico y moral. Decadencia del
pensamiento teológico.
Como puede advertirse a la luz de la reseña precedentemente ensayada,
varios y muy graves han sido los resultados arrojados por la sofisticada
operación que la CIA desplegó -¡a lo largo de dos décadas!- en contra de la
Iglesia Católica.
adhesión de la Iglesia
de Roma a la política de control demográfico impulsada por las fuerzas del
nuevo orden mundial (política, ésta, que se encuentra apuntada a garantizar la
estabilidad y la sustentabilidad del inicuo dominio que dicho nuevo orden
supone). En efecto, en este punto, nada lograron de la Iglesia Católica.
Al respecto, un célebre pensador católico ha comentado: En este Concilio, por razones pastorales y
en virtud del tema mismo del Concilio, no se añadieron “anatemas” a las constituciones pastorales. Esto,
claro está, no significa ni que la Iglesia suprima las anteriores condenaciones de herejías, ni que tanto
ahora como en el futuro renuncie a reprobar todos los errores que están en contradicción con la verdad
revelada (von Hildebrand, Dietrich, El caballo de Troya en la Ciudad de Dios, página 21).
el naturalismo, el
inmanentismo, el secularismo, el relativismo y el falso dialoguismo que, entre
otros errores doctrinales, ya impregnaban a la Iglesia Católica por aquellos
años. Yerros, aquéllos, cuyas relaciones con el americanismo (sea por causación,
por similitud y/o por coincidencia teleológica) resultan obvias.
La Verdad, el Bien y la Belleza se terminarán imponiendo por su propio
peso. (27) JESUCRISTO, quien ES la Verdad, vence. El Catolicismo y la Iglesia
de Roma, fundadas por Él, no perecerán:
– Jesús le replicó (a Tomás): “Soy Yo el camino, y la verdad, y la vida; nadie va
al Padre, sino por Mí” (Jn., 14, 6).
– Os he dicho estas cosas, para que halléis paz en Mí. En el mundo pasáis
apreturas, pero tened confianza: Yo he vencido al mundo (Jn. 16, 33).
Es necesario ser prudente y perseverante. No debemos dejarnos engañar.
Antes bien, es menester velar y rogar para evitar las calamidades que el mismo
JESUCRISTO profetizó:
– Mirad que Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes
como las serpientes, y sencillos como las palomas. (…) Y seréis odiados de todos por
causa de mi nombre; pero el que perseverare hasta el fin, ése será salvo (Mt. 10, 16 y
22).
– Velad, pues, y no ceséis de rogar para que podáis escapar a todas estas cosas que
han de suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre (Lc. 21, 36).
Con estas últimas palabras, JESUCRISTO concluía una célebre
descripción suya del fin del mundo. Ntro. Señor había comenzado su alocución
con una advertencia muy clara y categórica: Mirad que no os engañen…
el objeto de la Masonería es la destrucción universal en el orden físico, intelectual y moral.
En el orden físico, o de la existencia, puesto que la Masonería ha divinizado la muerte o la destrucción universal, sustituyendo a la Santísima Trinidad Cristiana la Trinidad india de un Dios Generador, Destructor y Regenerador, representado por su Triángulo, realizado en el Cosmos por el principio general según el que «mors unius est generatio alterius», y viceversa, sucesiva y eternamente, y puesto en práctica por los masones con grave perjuicio de la sociedad humana, bajo los especiosos nombres de la lucha por la vida, revolución perpetua y progreso indefinido.
En el orden moral, el objeto de la Masonería es la destrucción universal, puesto que deifica el principio del mal, y con él, todos los vicios bajo el nombre de todas las virtudes.
En el orden intelectual, su objeto es la destrucción universal de la verdad, por la profesión explícita y necesaria del secreto, de la mentira, del perjurio y de la blasfemia cotidiana.
En una palabra, resumiendo todo lo que precede, se ha concluido que así como apagando u oscureciendo, en cierta manera, el Sol, lo que cierran los ojos a su luz, apagan y oscurecen la vida, el orden y la belleza del Universo; los masones, falseando el concepto cristiano de un Dios Creador, por la sustitución del concepto de un Dios Generador, tienden a la destrucción universal, visto que en todos los ritos simbólicos y en todas las ceremonias religiosas profesan la adoración y el culto del maldito pecado mortal en acto, «per peccatum mors»; y visto que adoran la rebeldía universal de Satán y la lujuria infinita de la humanidad, que son el Alpha y el Omega de su dios, la Destrucción.
el naturalismo, que no es otra cosa que la completa emancipación del hombre respecto a Dios.
secta religiosa y maniquea: que la última palabra de sus secretos y de sus misterios es el culto de Lucifer
1. Que la Masonería es una secta religiosa y maniquea: que la última palabra de sus secretos y de sus misterios es el culto de Lucifer o Satán, adorado en las tres logias como el Dios Bueno, por oposición al Dios de los católicos, que los iniciados blasfemadores llaman el Dios Malo.
2. Que el demonio, inspirador de las sectas masónicas, sabiendo que no ha de llegar jamás a hacerse adorar directamente por la generalidad de los hombres, procura infiltrar en las almas, por medios de la Masonería, el gérmen del naturalismo, que no es otra cosa que la completa emancipación del hombre respecto a Dios.
3. Que para implantar en el mundo ese naturalismo impío, la Masonería se esfuerza en acostumbrar a los hombres a colocar en el mismo pie de igualdad todas las religiones, la única verdadera y las falsas; sustituía a la amósfera católica la atmósfera masónica, por medio de la prensa y la escuela sin Dios.
4. Que el medio particular de que se sirva la Masonería para perder las almas afanosas de lo sobrenatural, pero no sufientemente preparadas para el maniqueísmo luciferiano, es excitarlas a que se entreguen a las prácticas perversas del espiritismo.
5. Que la Masonería es también una secta política, que procura apoderarse de todos los gobiernos, para hacer de ellos ciegos instrumentos de su acción perversa, y que trata también de sembrar por doquiera la rebelión.
6. Que el objeto de la Masonería, sembrando la revolución por todos los ámbitos del globo, es el establecimiento de la República Universal, basada sobre la rebelión contra la soberanía divina, sobre la destrucción de las libertades y las franquicias locales, sobre la abolición de las fronteras y la perversión del sentimieno patriótico, sentimiento que después del amor de Dios, ha inspirado al género humano sus más bellas acciones, sus más nobles sacrificios, sus más heroicas abnegaciones.
7. Que la Masonería prosigue su lucha contra la Iglesia, introduciendo en los pueblos cristianos una legislación anticristiana.
8. Que la Masonería es directamente responsable del socialismo moderno, porque ha sustituido al ideal cristiano de la felicidad social su ideal propio; a la jerarquía social cristiana, gobernada por la justicia y templada por la caridad, una pretendida igualdad de todos los hombres entre sí; proque haciendo olvidar a los hombres que es en la vida futura donde será recompensado cada cual según sus obras, les enseña que la felicidad sólo se halla en los goces materiales de acá abajo y que todos tienen un derecho estricto a una parte igual de esa felicidad.
9. Que la filantropía masónica, opuesto a la caridad cristiana, siendo, como es, el amor puramente natural de unos hombres a otros hombres, es incapaz de servir de lazo entre la humanidad y Dios; y que, además esta filantropía masónica no se ejerce sino respecto a los masones mismos, y muy a menudo, en detrimento de la sociedad civil.
10. Que para corromper irremediablemente la familia, la Masonería procura corromper a la mujer que no sólo hace ingresar, siempre que puede, a las mujeres en sus logias, sino que es alma de este movimiento llamado feminista o de la emancipación de la mujer, destinado a introducir la perturbación y el desorden en las familias, por el vago deseo de una reforma completamente inasequible.
11. Que para acostumbrar a los hombres a prescindir de la Iglesia en la vida social, la secta procura hacer suprimir las fiestas religiosas y los días consagrados a la santificación de las almas y el descanso de los cuerpos, para sustituirlos por las fiestas meramente civiles.