La historia de la iglesia es la historia de la persecución que termina en la cruz, que después, cada santo se echa a sus espaldas, para recojer las banderas de Cristo, para enerbolar su verdad contra los herejes, que regularmente se infiltran en la iglesia, es asi como cada padre de la iglesia se ha enfrentado a una o varias herejías.
La iglesia en su santidad ha seguido estas batallas y ha elevado a la dignidad de santos o doctores de la iglesia a quienes la han defendido y han convertido en documentos de la iglesia, títulos como el denzinger, que enumera la suma de todas las herejías y su condena.
También tuvo la iglesia el Índice, para prevenir a los católicos de errores.
Incluso el catecismo fue desarrollado en el concilio de Trento para dar claridad a lo que significa el Credo y lo explica.
Ya antes, la didaje era la guía, pero como las herejías cada vez son mas agresivas, (recordemos que Trento se reúne en medio de las guerras de religión) la iglesia cada vez tiene que ser mas clara en sus dogmas y explicaciones pormenorizadas.
Al extremo que en nuestros días hay que explicarle a los sacerdotes que la eucaristía es el cuerpo de cristo y no puede ser repartida como galletas y de cualquier forma.
En su momento la inquisición o santo oficio se crea para catequizar en la sana doctrina a los herejes Albigenses y es precisamente la Virgen quien escoge a Santo Domingo de Guzmán para que con el Rosario derrote a los Herejes. Esta es “un arma muy poderosa contra la herejía y contra los vicios” de dijo la virgen
El catarismo albigense era una extraña mezcla, maniquea, de herejías como el docetismo, el gnosticismo, y religiones orientales, que reducían al hombre a ser hijo del demonio y no hijo de Dios y por lo tanto Jesús no es Dios sino el Diablo y rechazaban la existencia del infierno, del purgatorio, de la Trinidad, y además negaban la virginidad de María.
Confesaron paladinamente que tendían a la aniquilación de la Iglesia y comenzaron su ataque, los monasterios fueron desolados y las iglesias saqueadas, los obispos expulsados.
El papa Inocencio III reaccionó excomulgando al conde de Tolosa, Raimundo VI, (que se había casado 5 veces y llevaba una vida licenciosa). El catarismo evolucionó en el protestantismo.
El Rosario, que santo Domingo enseñó a rezar a los capitanes y soldados del ejército católico al mando de Simón de Monfort, logro detener el ejercito de 100.000 herejes que pretendía destruir la iglesia.
Diego de Acebes y Domingo de Guzmán, se volvieron famosos convirtiendo a los herejes con calurosas predicaciones.