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Infierno

Gehena o infierno es un lugar de castigo para el malvado, donde padecerá eternamente. El nombre derivó de un valle cercano a Jerusalén, la cañada o barranco de Hinón, identificada metafóricamente con la entrada al mundo del castigo en la vida futura.

La palabra latina infernus (inferum, inferi), la Griega Hades, y la Hebrea sheol corresponden a la palabra infierno. Infernus se deriva de la raíz in; un lugar dentro y bajo la tierra. Haides, denota un lugar invisible, escondido y oscuro. Sheol viene de raíz Hebrea cuyo significado es “hundirse en”; consecuentemente denota una cueva o un lugar bajo la tierra.

La existencia del infierno está probada en la Biblia. Cada vez que Cristo habla del infierno, expone la realidad de su existencia. “Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree, tiene Vida eterna.. ha pasado de la muerte a la Vida… y los que la oigan, vivirán.. los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio. Juan 5,17-30.

Infierno, es el lugar del castigo de los condenados, sean éstos demonios o hombres; esta también el limbo de los infantes (limbus parvulorum), donde aquellos que murieron con solo el pecado original y sin pecado personal mortal, están confinados y padecen cierto tipo de castigo; el limbo de los Padres (limbus patrum), en donde las almas de los justos que murieron antes de Cristo, esperaron su admisión al cielo;

El purgatorio, donde el justo, que murió en pecado venial o quien aún tiene deudas de castigo temporal por el pecado, es limpiado por el sufrimiento.

La Biblia indica que el infierno está dentro de la tierra, describe el infierno como un abismo a donde descienden los malvados. Incluso hemos leído de la tierra abriéndose y los malvados hundiéndose en el infierno (Num., 16, 31 ; Ps, 54, 16; Isaias., 5,14; Ez., 26, 20; Fil., 2,10 etc). Cristo nos presenta al rico Epulón -lucas 16-, en el infierno sin esperanza de ayuda, ni esperanza de redención.

La existencia del infierno es negada por todos aquellos que niegan la existencia de Dios o la inmortalidad del alma. Así entre los judíos, los Saduceos; los Gnósticos, los Seleucianos y en nuestros tiempos, los Materialistas, Panteístas, etc., niegan la existencia del infierno.

Jesucristo en los evangelios utiliza palabra infierno 11 veces, y en Lucas 13:28 describe que “Allí será el llanto y el crujir de dientes”. Menciona el castigo y el juicio, en muchas más ocasiones, lo que nos indica que Jesús hablaba mucho del infierno, porque según la misma biblia, no todo lo que dijo quedo consignado porque “Si se escribiera todo lo que hizo y dijo no cabrían los libros que se habrían de escribir.”

La advertencia de Jesús es clara, existe un lugar de tormento y los tormentos de los condenados durarán para siempre (Apoc., 14,11; 19,3; 20,10) ni Jesús, ni la iglesia, oran por los condenados. Por lo tanto, la eternidad de las penas del infierno son una verdad de fe que nadie puede negar o cuestionar sin caer en herejía. Cristo dijo de Judas: “hubiera sido mejor para él, si este hombre no hubiera nacido” (Mateo, 26, 24).

San Crisóstomo nos recuerda: “No debemos preguntar dónde está el infierno, sino ¿qué hacer para evitarlo?” (In Rom., hom. xxxi, n. 5, en P.G., LX, 674).

Pero no es solamente Jesús quien nos previene del castigo después de la muerte. Ya en el antiguo testamento los profetas habían recibido advertencia del Padre acerca del castigo eterno para el Pecador. Isaías habla del infierno o Seol. Y hay 47 citas en el antiguo testamento que advierten de los castigos que allí encontrará el impío.

El salmo Sal 41:8 nos advierte sobre una «Cosa del infierno que ha caído sobre él, ahora que se ha acostado, ya no ha de levantarse.». Es decir que su alma será llevada a un lugar de tormento, Mientras en Dan 3:88 dice; Bendecid, Ananías, Azarías y Misael, al Señor, cantadle y ensalzadle por los siglos, porque nos sacó del infierno, y del poder de la muerte nos salvó, y de en medio del horno encendido nos libró, salvándonos de en medio del fuego.

Indicando como es el lugar de castigo o Infierno. Un horno de fuego o un mar de fuego, donde el dolor no cesa, lo que nos remite a la pena de sentido, los diversos sufrimientos que padecen en su ser espiritual las personas que no han sido consideradas dignas de presentarse ante Dios. El sufrimiento espiritual es un hecho real, como en el caso de los padres que han perdido a un hijo, o el dolor real que siente el amputado del miembro perdido. Donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.

La ley del pecado que está en mis miembros: San Pablo plantea aquí todo el problema moral del hombre. o sea, la tragedia del hombre caído, que se expresa por aquella fórmula que dice: “El acto sigue al deseo, si no se opone un amor, fundado en conocimiento, que da voluntad mejor”. Es decir, que por el amor nos alejamos del pecado, cuyo deseo está en nuestros miembros y estará hasta la muerte, pues la carne nunca dejará de rebelarse contra el espíritu (Gálatas 5, 17). Jesús enseña eso claramente al decir (Juan 14, 24 ss.) que el que no lo ama no podrá guardar su doctrina, y que por eso Él no se manifestará a todos, pues son muchos los que temen al infierno, y sin embargo pecan.

En cambio, los que desean a Dios (como un bien deseable desde ahora, y no como la salvación de un mal), ésos no pecan, porque ese amor que les hace desear a Dios es el mismo Espíritu Santo (5, 5); amor que por consiguiente nadie tiene si no le es dado, pero que a nadie se le niega si lo pide, como que el Padre está deseando darlo (Lucas 11, 13). Y cuando lo tenemos, somos hijos de ese Padre (Gálatas 4, 5) y Él, mediante ese Espíritu, que es soplo, impulso, nos mueve a obrar, como tales hijos (8, 14), y no ya como esclavos (8, 15); y entonces no podemos pecar (I Juan 3, 9) y hemos vencido al Maligno (I Juan 2, 14), pero no ciertamente con la carne sino con el espíritu (Gálatas 5, 16), puesto que tenemos entonces el mismo Espíritu de Dios, más poderoso que el que está en el mundo (I Juan 4, 4). Gracias a este conocimiento espiritual que nos es dado por las palabras de Dios, esencialmente santificadoras (Juan 17, 17), nos decidimos a aceptar esa vida de amor divino como cosa deseable y no sólo como obligatoria (I Juan 4, 18), y entonces no puede sorprender que este deseo sea más fuerte que aquellos deseos de la carne, que hay en nuestros miembros como aquí vemos, pues no se trata ya de desear cosas que Dios nos dará, sino de desearlo a Él mismo, como desea todo el que ama. Él mismo es nuestra recompensa (Sabiduría 5, 16 y nota; Apocalipsis 22, 12); es decir, que el ser amado de Él, y poder amarlo, es un bien infinito que poseemos desde ahora, y claro está que, si de veras creemos en tal maravilla, despreciaremos y odiaremos, aun contra nuestros propios miembros, todo lo que pretenda quitarnos esa actual posesión y disgustarlo a Él que así nos amó hasta divinizarnos mediante el don de su propio Hijo y de su propio Espíritu.

Mat_11:23  Y tú, Cafarnaúm, ¿te levantarás hasta el cielo? Hasta el infierno serás precipitada. Porque, si en Sodoma se hubieran hecho los milagros hechos en ti, hasta hoy subsistiría.

Mat_16:18  Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

Luc_10:15  Y tú, Cafarnaúm, ¿te levantarás hasta el Cielo? Hasta el Infierno serás abatida.

Stg_3:6  También la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. Colocada entre nuestros miembros, la lengua contamina todo el cuerpo, e, inflamada por el infierno, inflama a su vez toda nuestra vida.

Apo_1:18  No temas, yo soy el primero y el último, el viviente, que fui muerto y ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno.

Apo_6:8  Miré y vi un caballo bayo, y el que cabalgaba sobre él tenía por nombre Mortandad, y el infierno le acompañaba. Fueles dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por la espada, y con el hambre, y con la peste, y con las fieras de la tierra.

Apo_20:13  Entregó el mar los muertos que tenía en su seno, y asimismo la muerte y el infierno entregaron los que tenían, y fueron juzgados cada uno según sus obras.

Apo_20:14  La muerte y el infierno fueron arrojados al estanque de fuego; ésta es la segunda muerte, el estanque de fuego,»

Mat_5:22  Pero yo os digo que todo el que se irrita contra su hermano será reo de juicio, el que le dijere “raca” será reo ante el sanedrín, y el que le dijere “loco” será reo de la gehenna de fuego.

Mat_5:29  Si, pues, tu ojo derecho te escandaliza, sácatelo y arrójalo de ti, porque mejor te es que perezca uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.

Mat_5:30  Y si tu mano derecha te escandaliza, córtatela y arrójala de ti, porque mejor te es que uno de tus miembros perezca que no que todo el cuerpo sea arrojado a la gehenna.

Mat_10:28  No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que el alma no pueden matarla; temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la Gehenna.»

Mat_18:9  Y si tu ojo te escandaliza, sácatelo y échalo de ti: que más te vale entrar con un solo ojo en la Vida que con ambos ojos ser arrojado en la gehenna de fuego.

Mat_23:15  ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito, y, luego de hecho, lo hacéis hijo de la gehenna dos veces más que vosotros!

Mat_23:33  Serpientes, raza de víboras, ¿cómo escaparéis al juicio de la gehenna?

Mar_9:43  Si tu mano te escandaliza, córtatela; mejor te será entrar manco en la vida que con ambas manos ir a la gehenna, al fuego inextinguible,»

Mar_9:45  Y si tu pie te escandaliza, córtatelo; mejor te es entrar en la vida cojo que con ambos pies ser arrojado en la gehenna,»

Mar_9:47  Y si tu ojo te escandaliza, sácatelo; mejor te es entrar tuerto en el reino de Dios que con ambos ojos ser arrojado en la gehenna,» Luc_12:5  Yo os mostrare a quién habéis de temer; temed al que, después de haber dado la muerte, tiene poder para echar en la gehenna. Sí, yo

Por #bottegadivina

Bottega Divina es un Canal dedicado a aplicar la tradición moral Cristiana a situaciones críticas en la política y la sociedad. Abogamos y velamos por la aplicación de los principios fundamentales de la sociedad, como el derecho natural, en los ámbitos políticos y sociales.

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