Juan 17 9 nos presenta la Oracion del Hijo al Padre por nosotros, “Por ellos ruego; no por el mundo, sino por los que Tú me diste, porque son tuyos… pero éstos quedan en el mundo mientras que Yo me voy a Ti, Padre Santo.
Esta terrible sentencia contra el mundo que reitera en Jua 14:30
Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo.
Por ellos ruego… porque son tuyos. Es decir, que nosotros, sin saberlo ni merecerlo, disfrutamos de un título irresistible del amor de Jesús, y es el hecho de que somos cosa del Padre y hemos sido encomendados por Él a Jesús a Quien el Padre le encargó que nos salvase
La gloria del Hijo consiste como la del Padre, en hacernos el bien a nosotros, promesa que jamás habría podido concebir el más audaz de los ambiciosos, para entender la Biblia hay que preguntarse, qué nueva prueba de amor y de misericordia quiere manifestarnos allí el Padre, o Jesús. El que no ama, es porque no se cree amado, dice San Agustín.
El Hijo ha sido glorificado en nosotros, en cuanto somos su trofeo. Vemos aquí la importancia abismante que nos atribuye la Divinidad.
Si somos del mundo, Él ya no ruega por nosotros. Entonces quedamos excluidos de su Redención, es decir, que nuestra perdición es segura. Porque hemos elegido ser hijos de perdición.
Sal 18:45 Los hijos míos se han vuelto como hijos bastardos, me faltaron a la fidelidad;
Alli dejamos de ser hijos de Dios, es decir que somos escogidos y nuestro libre albedrio, nuestra libertad acepta o rechaza esta dignidad de llegar a ser hijos de Dios.
Jua 8:44 Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre. El es homicida desde el principio y sus hijos son mentirosos y maliciosos como él en su obra tenebrosa, obra del príncipe de este mundo que es el padre de la mentira y cuyo poder es “de la tiniebla” .
Mientras los hijos de dios son hijos de la Luz. Vemos lo admirable de su sabiduría y la realidad de sus milagros y en vez de alegrarnos y seguirlo o al menos estudiarlo… nos escandalizamos de su doctrina humilde. Por eso Jesús es “Signo de contradicción” y lo seremos también sus discípulos a causa del “misterio de la iniquidad” o sea del poder diabólico cuyo origen se nos ha revelado también, en la rebelión de los ángeles, y el pecado de Adán del cual Jesús nos viene a rescatar para que volvamos a ser hijos de Dios.
Mientras que al que pone en práctica su doctrina el señor le dice en el Sal 2:8 “Tú eres mi Hijo, a ti, te he engendrado hoy. Si estamos decididos -con debilidades, con flaquezas- a seguir a Jesús, a procurar imitarle.
“El cristiano nace de Dios, es hijo suyo en el sentido real, por lo cual debe parecerse a su Padre del Cielo; su condición de hijo consistirá en participar de la misma naturaleza que Él.” Jesús nos ha enseñado a llamar Padre al Dios de los Cielos. “
Que no reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, obedeciendo a sus concupiscencias; ni deis vuestros miembros como armas de iniquidad al pecado, sino ofreceos más bien a Dios, como quienes muertos han vuelto a la vida, y dad vuestros miembros a Dios, como instrumento de justicia, ahora habiendo quedado libres del pecado, y hechos hijos de Dios, cogéis por fruto vuestro la santificación, y por fin, la vida eterna. Rom 6