Unos pastores estaban pastando sus ovejas cerca de Montserrat, escucharon cantos angelicales vieron luces y resplandores que provenían de la montaña, durante siete sábados seguidos, oyeron una música deliciosa y vieron unas luces misteriosas en la oscuridad de la noche que revelaron el lugar de su escondite al acercarse descubrieron la imagen de madera en una cueva. Era el año 880.
San Lucas, que también pinto a la virgen del perpetuo socorro y a la virgen de la leche, que está en las catacumbas de Priscilla, la labró con los instrumentos del taller de San José, teniendo como modelo a la misma Madre de Jesús, y San Pedro la trasladó a Barcelona.
La Imagen estuvo en la iglesia de Sant Just hasta la invasión musulmana en el año 717, en que fue retirada de la iglesia y escondida en unas montañas.
Escondida por los cristianos,fue olvidada por 170 años y milagrosamente hallada en los primeros tiempos de la Reconquista y dio origen a la iglesia y monasterio que se erigieron para cobijarla.
Por orden del obispo la llevaron a la catedral, comenzó la procesión, pero no llegó a su destino, ya que la estatua se empezó a poner increíblemente pesada y difícil de manejar. Entonces fue depositada en una ermita cercana, y permaneció allí hasta que se construyó el actual monasterio benedictino.
El color oscuro de la virgen de Montserrat se atribuye a las innumerables velas y lámparas que durante siglos se han encendido ante la imagen día y noche. Por eso la llamamos La Moreneta.En su mano derecha sostiene una esfera que simboliza el universo; el Niño tiene la mano derecha levantada en señal de bendición mientras que en la mano izquierda sostiene una piña.
Durante la invasión francesa, tuvo que ser escondida hasta 1810. En 1811 el monasterio volvió a ser atacado y la imagen fue nuevamente trasladada, esta vez oculta dentro de una caja de madera. En 1822 fue devuelta a Barcelona y colocada en su templo dos años más tarde. Durante la quema de conventos de 1835 la Virgen fue salvada otra vez y cuidada durante nueve años en la zona de Bruch. A lo largo de la Guerra Civil tuvo que ser ocultada de nuevo.
Entre los santos que visitaron el lugar venerado se encuentran S. Pedro Nolasco, S. Raymundo de Peñafort, S. Vicente Ferrer, S. Francisco de Borja, S. Luis Gonzaga, S. José de Calasanz, S. Antonio María Claret y S. Ignacio de Loyola, que, siendo aún caballero, se confesó con uno de los monjes y pasó una noche orando ante la imagen de la Virgen. A unas cuantas millas queda Manresa, un santuario de peregrinación para la Compañía de Jesús, la orden Jesuita fundada por San Ignacio, pues encierra la cueva en donde el Santo se retiró del mundo y escribió sus Ejercicios Espirituales.
Bernat Boil, uno de los ermitaños, acompañó a Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, convirtiéndose así en el primer misionero de América.
Giuliano della Rovere, abad del monasterio fue Julio II, el papa del que construyó san Pedro y quien contrató Miguel Angel.
Todos los reyes de España han rezado en el santuario.
Los Emperadores Carlos V y Felipe II de España murieron con velas benditas, del santuario, en sus manos. El Rey Luis XIV de Francia hizo que se rezara en Montserrat para interceder por la reina madre;
El Emperador Fernando III de Austria hizo grandes aportes al Santuario.
El Rey Alfonso X el Sabio le dedicó seis de sus Cantigas.
Durante el periodo medieval toda la montaña que circunda Monserrat estaba ocupada por anacoretas y místicos, de manera que no había que caminar más de una hora para encontrar una iglesia.