El 21 de mayo de 1972 un hombre, mentalmente perturbado se alzó sobre la escultura y martillo en mano propinó una serie de desperfectos que afectaron, fundamentalmente, a la Virgen (párpado izquierdo, nariz rota y rotura de varios dedos de su mano izquierda). Se procedió a un meticuloso proceso de restauración. Como consecuencia de aquel atentado se blindó el grupo por medio de una pantalla de cristal que la protege en la actualidad de actos vandálicos.
Laszlo Todt entró ese día, domingo, en la Basílica del Vaticano como un peregrino más dispuesto a recibir la bendición papal. Vestía camisa roja y un esmoquin negro en el cual escondía un martillo de geólogo. Logró burlar la seguridad entre la multitud. Se alzó sobre la barandilla de mármol situada a la entrada de la capilla de San Pedro y arremetió contra la escultura. Asestó hasta 15 golpes a la escultura