San José, Terror de los Demonios, el varón justo y Casto del que habla la biblia. Es quizá uno de los santos más desconocidos de la iglesia.
En silencio pacientemente esperó hasta que el ángel le anunció que el hijo que maría llevaba en su vientre era fruto del espíritu santo. Escogió vivir en pureza y castidad, dando inicio a lo que se conoció como familias Josefinas, que consistían en parejas de santos que decidieron vivir en castidad entre las que se cuentan reyes, reinas y santos mártires.
Escogió sólo hacer la voluntad de Dios y su premio fue ser el preceptor y padre adoptivo del mismísimo Dios encarnado, que iba a ser perseguido desde antes de su nacimiento por reyes y pontífices, imaginemos las virtudes de san José para tan alto y delicado encargo.
Uno de sus premios por cumplir lo que Dios pida y vivir, en santa obediencia, fue su comunicación directa con los ángeles de Dios que le guiaban todos sus caminos. Supo callar y aprender a escuchar, al que en nombre de Dios hablaba, a los ángeles, a la virgen y por eso se le conoce como el santo del silencio, él tenía muy claro que si lo que se va a decir no enriquece, es mejor estar en silencio. Su relación desde niño con los ángeles nunca se vio interrumpida por el pecado, pues todos los niños, en su pureza, se comunican con ellos y los pueden ver, pero cuando empiezan a pecar, los ángeles se hacen invisibles y no los vemos más.
De eso trata San José y los ángeles el maravilloso libro que les presentamos y que contiene magníficas revelaciones casi como un evangelio secreto del santo que, después de la virgen, está más cerca de Dios, por sus méritos y por su obra. Y que, con su silencio elocuente, nos ha dejado una enseñanza fundamental para estos tiempos de apostasía y ruido mundano, que tenemos que redescubrir para, como él, acercarnos al Dios encarnado y poder ser adornados con todos los dones necesarios para nuestra propia salvación.
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